¿Cómo nace este trabajo?
Antes de comenzar el análisis queremos ocupar un espacio para hablar "donde" inicia esta investigación. Por ello emplearemos la primera persona, pero que se entienda como un punto de partida, más no como una articulación continua.
En marzo de 2019 empecé a preguntarme sobre la precariedad tras haber estado asistiendo algunas asambleas en Sindihogar/Sindillar, el primer sindicato a nivel estatal de Trabajadoras del Hogar y del Cuidado (THC) formado en 2011. Antes de establecer un contacto más amplio sobre la precariedad, para mi era un concepto muy abstracto, no lo podía situar porque se me escapaba su concreción. Mucho tiempo después me di cuenta que no era para nada accidental.
En ese entonces tenía la necesidad de preguntarme por sus significaciones desde mi espacio inmediato. Me iba saliendo una continua inquietud sobre el tema, sentía una pequeña molestia en el calcetín, esas que no te impiden andar pero te molestan inmensamente cuando vas por la calle y no te puedes permitir parar. Pero luego de andar varias calles y varios meses decidí prestarle atención. En junio con unas compañeras de clase quisimos explorar un poco los lindes de la precariedad e hicimos una exposición en el piso de una de ellas, la llamamos Esta es una exposición precaria. Con el nombre queríamos agrupar las experiencias y los aprendizajes que adquirimos enfrentados al ámbito curatorial. La exposición tuvo lugar en pleno centro de Barcelona, en la calle de Ferran, a un minuto de las Ramblas. Hacerla fue muy interesante ya que nos dio pie a abrir muchos interrogantes y tener en cuenta varios condicionantes. Entre ellos uno primordial era: ¿cómo abordar la precariedad (en su complejidad) desde unos privilegios como estudiantes de arte y diseño?
Para empezar a respondernos una de las cosas que hicimos fue quitarle peso a la palabra, que no nos atemorizara sus múltiples anexiones y recovecos. Empezamos a "adueñarnos" de ella cuando vimos su potencialidad y descubrimos que podríamos nombrarla desde esta esfera de artes y diseños para finalmente percibir que podía un tema que tenía cabida en el espacio expositivo.
Fue dentro de este donde pudimos ampliar la pregunta y no sólo centrarnos en nuestro posicionamiento como haceadorxs, sino que también pudimos empezar a cuestionar la precariedad desde el foco de la ciudad: en la creciente precarización de las viviendas por causa del turismo, la gentrificación y las especulaciones inmobiliarias. También preguntándonos sobre qué significa ocupar las lógicas institucionales y qué la caracteriza: nos preguntábamos si ¿podremos acceder al mundo cultural sin pasar por becas, concursos…? o por el contrario si era inevitable recorrer por estos circuitos para poder empezar la "vida profesional." Por estos motivos quisimos explorar las opciones que teníamos a mano, las herramientas e infraestructuras para intentar autogestionar un espacio expositivo y desde dentro reflexionar sobre estos puntos.
A su vez pudimos cuestionarnos sobre la producción, entendida como formalizaciones o ejercicios de pensamientos y conceptos (obras conceptuales) o físicos/objectuales (como una video instalación, collages o pinturas). Esta producción la enmarcamos dentro del sistema cultural al que pertenecemos, la universidad; sentíamos (y esto sigue presente en gran medida) que nuestras potencialidades cognitivas se disponían y se validaban bajo la lógica del resultado o producto, por lo tanto, que nuestro hacer estaba situado dentro de una precarización a un nivel cognitivo. Este era el marco sensible en el que nos encontrábamos, estas fueron algunas de las razones por las que optamos por hacer la exposición, por lo que hay cosas que entran cuando se enmarca y otras cosas que no se tienen en cuenta, que no se vieron o sintieron. Esto es importante decirlo ya que antes y durante la preparación de la exposición dejamos cuestiones fuera al centrar el foco desde una esfera social concreta: personas que pueden permitirse unos estudios universitarios, que tienen un "recorrido cultural" dentro del contexto de las artes y diseños. Nuestro enfoque (para decirlo de alguna manera) no fue etnográfico, no nos centramos en el entorno social periférico al nuestro, es decir, no trabajamos la precariedad pensando desde un afuera más extenso. Esto para mi fue un aspecto muy interesante porque me animó a pensar desde la tensión entre lo que se hizo y lo que se podría haber hecho y con esto, lentamente empecé a preguntarme en "dónde estaba ubicada la precariedad", pregunta que fue muy difícil situar, sentía como si se me escapara. Pero al pasar de los meses la empecé a notar con más pesos en mi día a día en la Universidad y en Sindihogar, de maneras extremadamente diferentes pero si que tenían puntos en común. Lentamente la fui notando algo que se despertaba pero en junio de ese año estaba bastante lejos de poder verla como un método y una herramienta de poder, que fuera un eje normativo común en nuestra cotidianidad, pero sobre todo de visualizarla como un dispositivo hegemónico de gobierno sobre nuestros cuerpos.

En este punto regreso a Sindihogar, porque es dentro del sindicato donde tras muchas asambleas e intercambios empezaba a notar la precariedad como un engranaje bastante complejo −pero no por ello abstracto− de una movilización de cuerpos. Esta afirmación puede ser chocante pero a lo largo del texto podremos ver cómo ésta, en nuestra sociedad neoliberal, es una herramienta de conducta sobre las vidas y cómo puede ser parametrizada en diversas maneras. Lo que indagaremos aquí es que el neoliberalismo conjuntamente con el Estado de Bienestar funcionan como herramientas de gobernanza que poco a poco han devenido en una especie de ente que valida o niega los grados por los que los individuos se perciben. Defendemos que ambos han trazado una amplia red de (in)seguridades que no sólo organiza a los sujetos ni a los entornos sociales sino que los delega en un gobierno precario.

Este texto sitúa la precariedad desde varios puntos, nos ocuparemos en los primeros capítulos de situar a lxs lectorxs sobre lo que nos referimos sobre precariedad, veremos que es un poco complejo porque tiene varios significados.
A partir del cuarto capítulo iremos viendo a la precariedad como un dispositivo de gobierno que actúa activamente. Esto es fundamental porque desde aquí abordaremos el concepto, no como algo abstracto, ni ambiguo, más bien todo lo contrario. Lo veremos aplicado como un dispositivo de gobierno a un entorno social. Veremos qué quiere decir la precariedad cuando afinamos y la focalizamos a un grupo de personas concretas, en el caso de las mujeres THC, veremos cómo esta técnica gubernamental las normativiza, inmoviliza y sitúa en esferas sociales limitantes. Las coloca en un espectro social donde sus derechos como personas son obviados, o para ser más específicos, las regula dentro de una membrana donde lo ilegal/legal, los derechos sociales a salud y las seguridades sociales son los que vehiculan su gobierno y, esto es esencial: el gobierno sobre estos cuerpos se da desde una lógica de precariedad; si fuesen “fuertes” socialmente hablando o si fuesen “legales” normativamente hablando el control sobre ellas sería menos rígido, o para decirlo al revés, el poder sobre sus cuerpos es tan aplastante y discriminatorio porque su estatuto como personas jurídicas es pobre, sus seguridades sociales son escasas y sus cuerpos están normativizados por una lectura heteropatriacal cuya lógica ha tratado a las mujeres que se dedican a cuidar hogares y personas sólo como cuerpos de trabajo, como mano de obra y como tal, en su estatus de trabajadoras, son invisibilizados todos los actos de cuidado que realizan. Con el rótulo de trabajo quedan predispuestos y enmarcados todos los actos que realizan dentro del hogar, y no como una voluntad sino como un deber. ¿Qué quiere decir deber trabajar, es siempre un imperativo? Veremos algunas razones que invisibilizan su trabajo.
En el quinto empezaremos a "abrir" el concepto teniendo en cuenta el movimiento, el gesto, el grupo y la comunidad como factores que nos permiten pensar las maneras por las que somos sujetados pero a su vez las fugas que se pueden dar cuando se los piensa al margen del valor productivo.
En el último veremos algunas propuestas de como poder performar la precariedad una vez hayamos consolidado la tensión entre el valor de uso y el valor de empleo estético.

Antes de comenzar queremos decir que la precariedad es un término complejo de hecho lo desgranaremos en varias partes con ayuda de los análisis de Isabell Lorey y Judith Butler. Ellas desgranan el concepto en varias partes, por un lado tenemos la condición precaria de las vidas, por el otro la precarización o precariedad (que aquí hemos tratado bajo el termino de precariedad) y por último el gobierno mediante la precariedad.