DENTRO DEL TRABAJO 
DEL HOGAR Y LOS 
CUIDADOS
Para poder situar todo lo que hemos desarrollado en este tramo intentaremos preguntarnos por dos aspectos concretos del gobierno sobre el sujeto precario que nos llevará a comprender mejor sus funciones normativas. En el comienzo del texto hablamos de fue desde Sindihogar/Sindillar en donde se hicieron visibles algunos de los elementos del gobierno precario. Si nos situamos desde el trabajo que realizan como Trabajadoras del Hogar y los Cuidados podremos descubrir cómo se hacen evidentes algunos mecanismos de control y jurídicos, además de percibir como un entorno social concreto puede ser delegado enteramente por la aprehensión y regido a través de una desigualdad imperante. Por último veremos la inmensa importancia que es luchar en contra del gobierno precario que no hace más que encadenarnos a la precariedad.

Sin mas dilaciones dejaré que Sindihogar se presenten: “Somos un sindicato con más de siete años de experiencia, conformado por mujeres provenientes de distintos países que, más allá de sus oficios o profesiones de origen, nos desempeñamos en el Trabajo del Hogar y los Cuidados en la ciudad de Barcelona. Así, desde nuestros trabajos en las limpiezas, las cocinas, en las casas cuidando niñas, niños y personas mayores, damos testimonio a una serie de condiciones de precariedad laboral, como de la vulnerabilidad que nos deja el Real Decreto (1620/2011) y la Ley de Extranjería (4/2000).”
Se han organizado de manera sindical porque es través de esta organización asociacionista donde articulan sus demandas a través de la autogestión. Han captado como objetivos principales las reivindicaciones de sus "derechos como trabajadoras denunciar las condiciones de trabajo dentro de la precariedad económica (economía sumergida, bajos salarios, falta de cobertura por desempleo, política (escaso nivel de organización, dificultades para la negociación ante sus empleadores y otros actores sociales) y social (desvalorización e infravaloración de su trabajo, discriminación por raza/etnia, género, sexualidad).
En este texto no nos ocuparemos más extensamente sobre el por qué se han organizado de manera sindical porque nos interesa más indagar en las reivindicaciones y demandas que exigen porque con ellas podremos ver algunos de los dispositivos que rigen en las sujeciones precarias. Por esta razón es necesario exponer sus demandas que en un primer vistazo podremos notar que son inconexas, pero tras involucrarnos en el análisis de dos de ellas podremos ver que tan intricado se aprecia el gobierno precario de las THC.

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De estas denuncias nos enfocaremos en la segunda y la cuarta, además hablaremos sobre cómo están identificadas laboralmente, es decir, bajo qué régimen son situadas en la Seguridad Social.
Poder el foco en estos tres puntos no quiere decir obviar los otros pero al indagar en estos focos podremos ver qué tipo de red se tiende y con qué mecanismos y dispositivos cuenta el gobierno para poder para no dejarlas transitar libremente fuera de ellos. Además podremos ver cómo burocráticamente se genera esta política de la precariedad a través del estado y la economía neoliberal para fijar la presencia de las THC en unos espectros socioeconómicos concretos.

Antes de empezar queremos iniciar con una pregunta que es previa a todas estas y que puede parecer sencilla pero no lo es: ¿por qué la identificación como Trabajo del Hogar y los Cuidados y no trabajo doméstico? Esto puede parecer no tan importante pero de hecho es algo muy significativo. Preguntarnos sobre qué aspecto ideológico rige al marcar este trabajo como uno doméstico es preguntarnos nada más y nada menos de cómo queda enmarcado este sector tanto cognitivamente como espacialmente. De hecho, si esta labor es aprehendida como una doméstica nos hace preguntarnos casi inmediatamente qué cosas quedan dentro con esta denominación y que cosas fuera. Identificamos entonces dos problemas destacables cuando se hace esta denominación: por una parte delega y acota el marco espacial en el cual su trabajo se realiza, quiere decir que su trabajo sólo se realiza en lo doméstico entendido como un espacio pautado= un hogar. Y a su vez este marco es cognitivo, es decir que con esta ambigüedad no se hace una referencia clara al tipo de trabajo se está realizando; el espacio hogar engloba muchos aspectos, pero si se engloba como un todo se corre el peligro de obviar o dar por sentado todo tipo de labores que se pueden efectuar solo por el hecho de ubicase en el hogar. ¿Un ‘trabajo doméstico’ implica solo limpiar los muebles, cocinar, cuidar a la gente mayor, a niños…? si y no. Las pueden contratar para hacerlo o pueden encontrarse con la sorpresa de ser contratadas para un realizar una tarea concreta (como ejemplo: limpiar la casa) pero se encuentran que aparte de limpiarla, tienen que cocinar y cuidar a sus miembros vulnerables.
Por otra parte y este punto es fundamental, es un elemento domesticador de quienes lo realizan. Este trabajo ha sido desde siempre una labor que ha quedado delegada a las mujeres, por ende, su feminización normativa ha funcionado para poder sustentar que el trabajo pueda ser uno que primordialmente e históricamente sea situado en el cosmos femenino. De hecho su trabajo es captado como un conjunto de servicios desde la OIT: "sus labores pueden incluir tareas como limpiar la casa, cocinar, lavar y planchar la ropa, cuidar de los niños, de los ancianos o de los miembros enfermos de la familia. Trabajan como jardineros, vigilantes o chóferes de la familia e, incluso se ocupan de las mascotas del hogar." En este sentido se capta como servicio todas "estas labores ejercidas dentro de los hogares y que a su vez ayudan a la reproducción de la cotidianidad y al mantenimiento de los espacios y cuerpos." En última instancia es muy necesario cuestionar tanto las nociones de "servicio" y "doméstico" porque ambas conjugadas atribuyen a significar un trabajo que se realiza de cuerpo a cuerpo haciendo de las labores un proceso en un continuo hacerse y sin un fin último, es decir, al hacer el trabajo como uno "doméstico" se diluyen los resultados a un empleo concreto, porque ponen su cuerpo a un constante choque y a un constante hacer. De hecho, la utilización de la palabra "servicio" va ligada a la "devoción": "servir se relaciona […] con acciones que se perciben desde una posición voluntaria y natural […] pero no como las obligaciones de un trabajo per se."
Por tanto vamos viendo que existe una inespecificidad en torno a las labores que desarrollan, pero por el otro lado vamos a ver qué quiere decir a ojos de la Seguridad Social.
A raíz de ser un estatuto indefinido está situado en el Régimen Especial y de esta manera queda fuera del Régimen General de Trabajadores junto con sus prestaciones y garantías. Así, no contemplan ni los mismos derechos (dado que en su trabajo cotizan por tramos temporales) tampoco pueden optar por una jubilación contributiva, ni tienen derecho a la prestación por desempleo ni al subsidio por maternidad.

Para que podamos ver con detenimiento algunas de las causas que se derivan tras aprehender un colectivo mediante un gobierno precario consideramos pertinente hacer un inciso para explicar algunas medidas políticas que se iban a llevar a cabo y en qué espectro normativo se encuentran las Trabajadoras del Hogar y del Cuidado hoy en día y para ello debemos enfocarnos en las leyes. Por lo que en este trozo nos enfocaremos en el ámbito jurídico.
El gobierno de Zapatero en el 2011 aprobó el Real Decreto 1620 donde aseguraba que para enero de 2019 las THC estarían incluidas en el régimen de la Seguridad Social de manera total, igualitaria e indistinta a los demás trabajadores. Sin embargo en el 2018 antes de que el Partido Popular recibiera su moción de censura en mayo, aprobó la enmienda 6777 con el que se retraza la integración hasta el 2024. Con esto se alarga la discriminación laboral que las trabajadoras del hogar sufren, discriminación que se justifica, tanto por parte del PP como del PSOE que actualmente gobierna sin hacer ninguna modificación. Un aplazamiento del 2019 al 2024, un gobierno tanto de derechas y de izquierdas aprueban decretos y realizan enmiendas para que las trabajadoras sigan dentro de un marco Especial de trabajo. Aquí nos preguntamos ¿qué aspecto normativo influye en esta medida? ¿Por qué interesa que este sector esté dentro de un bloque concreto del trabajo? y ¿Qué elementos ideológicos podemos identificar con este hecho?

Para poder comprender mejor estos aspectos dejaré hablar a Ramona, miembro del sindicato que nos ayudará situarnos: “no es azaroso que la mayoría de las compañeras que se dedican al Trabajo del Hogar y del Cuidado sean compañeras migrantas, eso no es azar, eso es discriminación, eso es racismo, eso es Ley de Extranjería.” Un gran número de mujeres migradas comparte una situación precaria que las dirige forzosamente a ocupar esta labor, “trabajar precarias dentro de un espacio que atraviesa las vidas privadas de nuestros empleadores y empleadoras (…) somete nuestros derechos a un estado de suerte (y no de derecho, valga la redundancia): te toca suerte si te tratan como una persona con derechos y si alguien te trata como una esclava no tienes a quien reclamarle.” Aclaremos, muchas de ellas dependen de sus empleadores para no sólo tener un lugar de trabajo sino una vivienda: viven donde trabajan. Que estos casos ocurran, sean comunes y que no nos parezcan extremos se debe a una “Cosa Escandalosa” que desde el año 2000 entró en vigor llamada Ley de Extranjería. Esta ley que tiene el poder inmenso de regular la entrada y estancia de los extranjeros extracomunitarios en el territorio español; exige que los migrantes estén en el territorio 3 años antes de iniciar su proceso de normalización. “La mayoría de las compañeras no viven en un piso de alquiler y dependen de la voluntad de los empleadores para que se inicie su proceso de nacionalización.” Entonces podemos extraer como conclusiones que las trabajadoras se ven afectadas por su nacionalidad que regidas por una Ley de Extranjería, las condiciona en un aspecto clave y es cómo sus cuerpos pueden moverse y circular dentro de una ciudad que no es la suya y que tiende muros normativos restringiendo sus flujos, sus agencias y sus trabajos. De esto deriva un problema o cuestión clave y es que se ven condicionadas en sus intercambios sociales: su ‘condición’ como migrantas las introduce en un espectro social invisibilizado en donde sus relaciones interpersonales se ven afectadas y en donde su relación con el trabajo es lo que, en muchos casos, les tiende un hilo de inseguridad/dependencia absoluta a sus empleadores y a su voluntad o noluntad de iniciar los procesos de normalización.
Con esto podemos ver que una ley jurídica tiene un peso muy grande en los gobiernos de los sujetos que se despliega hacia muchas esferas de la esfera social ligándose con los mecanismos y dispositivos de gobierno.

En nuestro análisis podemos ver cómo “problema de la inmigración” es tratado puramente como un problema de regulación legal, dejando detrás todas las condiciones por las que una persona migra. No nos centraremos en las razones por las que se migra porque hay muchísimos casos y todos ellos con una complejidad digna de analizar pero lo que si diremos es que la Ley de Extranjería (en contrario a lo que pretende ser) funciona como una maquinaria para crear inmigración: con sus exigencias a modo de leyes (necesidad de que la persona haya estado al menos tres años "viviendo" en España, poder demostrar sus antecedentes penales, tener un contrato de trabajo, tener un padrón, tener, tener…) hace de un problema que se debería responder desde lo social, una respuesta puramente jurídica.

Toda responsabilidad de alguien que se encuentra en una situación ilegal es una condición precaria en toda regla; los migrantes están en una situación en la cual la inseguridad se convierte es su responsabilidad, el Estado brinda ciertos mínimos de seguridad para que la vida pueda seguir estando en unos marcos ontológicos reconocibles, sin embargo, toda persona migrante está situada en un estatuto menor al de una persona jurídicamente situada, con todo el derecho a moverse e interactuar en la ciudad. Los flujos en los que recorren están delegados, los trabajos a los que pueden optar son escasos y se encuentran en un margen precario a nivel de seguridades laborales, de pensión o de derechos. Lxs migrantxs se encuentran delegadxs enteramente a los mínimos que deben recorrer y en ellos su estatus jurídico se vuelve una inmensa prioridad.
Ellxs cargan la "etiqueta de su gobierno" y como cuerpo político cargan a su vez "los derechos a los que puede ingresar." Recordemos que mas arriba hablábamos cómo una persona puede ingresar en el derecho social, pues lxs migrantxs portan sus derechos desde un anverso terrible: su estado como ser social se ve absolutamente interrumpido por su "pobre" estado de derecho. Su estatus jurídico adquiere una dimensionalidad gigante y es lo que les condiciona en su estatus de vida. La etiqueta de "ilegal" les hace menos reconocibles como personas, pero por a su vez, deben llevar el peso de la "ilegalidad" como precondición y condición de vida; deben autogestionar esta representación arbitraria moviéndose y articulándose bajo continuas inseguridades.
En suma las técnicas de protección y seguridad tanto como la desposesión e inseguridad se convierten en puntos clave que el gobierno neoliberal capta como dispositivos de gobernabilidad. Así, el Estado empieza a funcionar como método efectivo de gobierno que hace uso de la gestión de la autogestión de nosotrxs mismxs y de las medidas políticas y sociales instauradas para asegurar pero limitándose a conservar un equilibrio: “cuanto más se reduce el aseguramiento social, más aumenta la precarización y mayor es la batalla para elevar al máximo la seguridad interior.”
La seguridad no es para nada una garantía. Lo que se garantiza desde el gobierno precario son los límites por los cuales la inseguridad (en teoría) no llegue a ser insostenible. En definitiva el “arte de gobernar consiste en la actualidad en tender un máximo de precarización correlativo a un mínimo de aseguramiento, y en hacer que el mínimo no caiga debajo de ese umbral.” Podemos entrever que el peligro se hace evidente cuando la condición precaria de la vida comienza a validarse y distribuirse mediante la "seguridad", cuando torna a ser un mecanismo de producción y de justificación de las diferencias de los cuerpos, siempre desde el gobierno.

Lo que concluimos de esta lectura es que el gobierno necesita de las desigualdades para poder gobernar. Y con gobernar nos referimos en tener grados de coerción sobre el sujeto, que en el caso de las miembros de Sindihogar su coerción es múltiple. Al situar estos cuerpos femeninos dentro de un paradigma precario su gobernabilidad puede darse. Precisamente porque son tratadas como cuerpos precarios se les da un gobierno precario.